La afectividad en los niños
La expresión afectivo
hace referencia a la necesidad que tenemos los humanos de establecer vínculos
con otras personas que nos ayuden en la supervivencia y nos proporcionen
estabilidad emocional y seguridad. Al nacer desprotegidos, necesitamos a los
adultos para cubrir las necesidades básicas, como el abrigo, la comida, la
bebida y el descanso. Por ello, la naturaleza nos dota del instinto maternal, a partir del cual se
creará el primer vínculo afectivo: el apego.
Tipos de apego en los niños
Existen diferentes
estilos de apego seguro,
ansioso ambivalente y evitativo y dependiendo de cuál se adopte y de su calidad, el grado
de seguridad del niño variará, tanto con respecto a él mismo (en términos de
autoestima) como con los demás (en términos de confianza).
Gracias al apego, el
niño aprenderá a querer, a besar, a acariciar, a reconocer sus sentimientos y
los de los demás, a expresarlos, a superar los fracasos sin que ello afecte a su estabilidad
emocional; en resumen: a vivir de forma positiva.
Seguro: El niño no se muestra
especialmente alterado por la separación de la persona objeto de apego y, al
volverse a reunir, se siente bien junto a ella.
Ansioso
ambivalente: Después de la
separación, el niño muestra reacciones de rechazo y aproximación hacia la
persona objeto de apego.
Evitativo: El niño, tras la separación del
objeto de apego, evita a dicha persona y parece sentirse mejor con otras menos
próximas.
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